El líquido de frenos es una parte muy importante de nuestro coche ya que su mal estado, puede provocar una grave avería en el sistema de frenado. En Romadrid te contamos qué es, cuándo cambiarlo y cómo cuidarlo.
¿Qué tipos hay y para qué sirven?
Es un fluido compuesto, cuya función es permitir que la fuerza que se realiza sobre el pedal del freno se trasmita hacia el sistema hidráulico. De esta manera, cuando frenamos y el líquido envía presión a las pastillas de los discos, se realiza una frenada efectiva. Debe mantenerse en buen estado y para ello debemos llevar un control cada cierto tiempo de su estado.
Es importante saber qué tipo es el idóneo para mi coche. Generalmente el recomendado por el fabricante. Usar un líquido en mal estado, sucio o equivocado puede provocar daños graves en el sistema, con una consecuente costosa reparación. Estos son los tipos que hay:
- DOT 3: Es uno de los más utilizados en frenos tradicionales. Su composición es fuerte y es el más común y económico.
- DOT 4: Es un líquido empleado tanto en frenos convencionales como en sistemas de ABS. Es similar al DOT 3 pero con mejor rendimiento y mayor durabilidad.
- DOT 5: Es un fluido compuesto por silicona por lo que no se puede utilizar en coches cuyo líquido de frenos deba tener base sintética. Es un tipo de líquido bastante bueno, pero que no se puede mezclar con ningún otro tipo.
- DOT 5.1: Este líquido de freno tiene como principal desventaja que absorbe mucha humedad. Por lo que es conveniente revisarlo a menudo si solemos dejar el coche en la calle y vivimos en zonas de alta humedad.
¿Cómo saber cuándo hay que cambiarlo?
Como hemos dicho, es una parte crucial. Por ello, es importante saber en qué estado están y cómo detectar a tiempo una posible avería. Estos son algunos síntomas que podemos detectar.
- Pedal del freno: este síntoma es fácil de detectar. Si al pisar el pedal del freno, notas que es demasiado blando o que está muy hundido, es síntoma de que falta líquido. Por tanto, es recomendable una revisión para una posible sustitución del mismo.
- Ruido de las pastillas: este síntoma se detecta cuando frenamos. Si al pisar el freno, escuchamos un ruido agudo podría significar que hay que sustituir las pastillas. Es aconsejable sustituir las pastillas antes de que dañen los discos y ya de paso cambiarlo por uno nuevo.
- Testigo encendido: si tu coche es medianamente moderno, se te encenderá un testigo luminoso en el cuadro de instrumentos. Al llevar incorporado el sistema de frenos ABS, el propio coche avisará de que debes reponer el líquido. Esta luz puede significar también que algo está fallando en el sistema, sin requerir necesariamente esta sustitución del líquido.
- Vibraciones e inclinación: las vibraciones son fáciles de detectar. Si al frenar, notas que el pedal vibra, puede deberse a un mal estado del líquido o de los discos. La inclinación es el síntoma más complicado de detectar. Al pisar el freno, podemos notar una ligera inclinación del coche hacia un lado. Esto supondría un desgaste desigual de las pastillas o que el líquido ejerce diferente presión a las pinzas. En cualquier caso, hay que acudir al taller.
¿Cómo revisarlo?
Si en lugar de acudir a un taller, decides hacer la revisión del líquido (y por qué no la sustitución) aquí te dejamos unos sencillos pasos. Es importante conocer los recambios disponibles para tu coche.
- Abrir el capó y localizar el depósito del líquido.
- Revisar el nivel del líquido. El nivel debe estar entre el mínimo y el máximo.
- Controlar el color. Si el líquido está oscurecido (generalmente es claro) es que hay que sustituirlo.
- Antes de la sustitución, comprobar cuál es el tipo de líquido que debemos poner según indique el fabricante.
- Realizar la sustitución del líquido. Hay que tener cuidado ya que el líquido es contaminante y no debemos contaminar el nuevo con las partículas o residuos del viejo. Por eso, lo más recomendable es acudir a un taller oficial como el nuestro, pide cita.
¿Qué pasa si un coche se queda sin líquido de frenos?
Un líquido en mal estado puede generar bastantes problemas en el sistema de frenado del vehículo. En los coches actuales, son bastante comunes las averías en el sistema de ABS producidas por obstrucciones. Otra avería frecuente relacionada con el líquido es la oxidación de ciertos componentes. Esto sucede cuando el porcentaje de agua supera el 3%. En el caso de los coches eléctricos, la frenada regenerativa ayuda a conservar la calidad de los frenos y a mejorar la autonomía.
¿Por qué baja el nivel?
Como todos los componentes de un coche, se envejece y se va desgastando. Puede ir bajando el nivel del líquido por un mal uso de los frenos y una mala conducción o simplemente por el desgaste del tiempo. Algunos factores que pueden repercutir en el desgaste son las altas temperaturas a las que trabaja, las partículas y residuos que recoge del aire y de la humedad absorbida. Es aconsejable revisar el líquido cada 2 años o 60.000 kilómetros.
¿Cuánto cuesta cambiarlo?
El coste del cambio es bastante económico. El líquido nuevo cuesta entre cinco y 20 euros como máximo. Por lo que, si lo realizas por tu cuenta, será algo bastante barato y si acudes a un taller, añadiendo la mano de obra, puede que todo supere los 50 o 60 euros.