Las válvulas de admisión y de escape son piezas metálicas que se encargan de regular la salida y la entrada de los líquidos y gases en la cámara de combustión: por lo tanto, están presentes en los coches de combustión tradicional. Es muy probable que hayas escuchado hablar de estas piezas, pero que no conozcas realmente su funcionamiento.
Durante los últimos años han sido más populares gracias al crecimiento de la conducción eficiente, ya que estos sistemas también regulan los gases contaminantes de la salida de escape. En Romadrid te contamos todo sobre ellas.
Válvulas de admisión
La válvula de admisión es la que se encarga de permitir la entrada del aire desde el exterior del vehículo. En esta etapa de admisión, el aire produce el movimiento de la biela y del cigüeñal. En el paso siguiente de compresión, esta se mantendrá cerrada. Ejerce la misión de bloquear las secciones del flujo, de cerrar los cilindros de forma hermética y de controlar los gases.
Válvulas de escape
Por su parte, la válvula de escape se abre gracias al movimiento del pistón, dejando la apertura y liberándose los gases fruto de la combustión. Por lo tanto, esta válvula se encarga de expulsar los gases, aunque trabaja juntamente con la válvula de admisión en el proceso de compresión. La válvula de escape tambien disipa el calor absorbido en el proceso de combustión.
Diferencias entre válvula de admisión y de escape
Existen diferentes entre la válvula de admisión y la de escape, aunque ambas forman parte del mismo sistema. La de admisión es la que permite que el aire y el combustible entren y, por tanto, que el motor funcione. La de escape tiene el objetivo principal de dejar salir los gases.
Ambas trabajan a diferentes temperaturas: la válvula de admisión lo hace a 300 grados, mientras que la de escape soporta 700 grados, a causa del proceso de combustión del motor. Por lo tanto, esta diferencia de temperatura también marca la diferencia en las aleaciones utilizadas para su construcción.
Cómo funcionan
El funcionamiento de estas dos variantes funciona como muchas otras válvulas: ayudándose de un árbol de levas. Este es el que determina cuándo debe abrirse y cuándo debe cerrarse, a su ves está unido al cigüeñal y a la correa de distribución. Es importante señalar que en todo este proceso la válvula se somete a presiones muy altas, soportando hasta 700 grados a consecuencia de los gases del proceso de combustión.
Cuando se produce el proceso de combustión del coche, este será gracias a la apertura de la válvula de admisión, que permite los movimientos del pistón y del cigüeñal del motor. En la segunda parte de este proceso, donde hay compresión, las válculas se mantienen cerradas aumentando la presión y la posterior expansión hacia la recámara de la combustión. La última parte del proceso es el escape, en la que la válvula de escape libera el gas de combustión.
Partes de una válvula
Las válvulas de escape y de admisión disponen de varias partes, que en conjunto ayudan a generar motricidad en el motor y expulsar todos los gases que se crean con el proceso de combustión. Las piezas más importantes son la cabeza, encargada de cerrar el cilindro en el momento de la combustión; el vástago; el asiento, que permite el cierre hermético necesario para la seguridad del proceso; el asiento; el muelle que cierra la válvula cuando se deja de presionar; la chaveta y por último la guía.
Tipos de valvulas
En el mercado de la automoción podemos encontrar diferentes tipos de válvulas de admisión y de escape, siendo las más importantes las monometálicas, las bimetálicas y las válculas huecas, que tienen un peso más reducido y además disminuyen la temperatura fácilmente.
Estas suelen estar fabricadas de diferentes materiales muy resistentes a altas temperaturas, pero los más habituales en la mayoría de los fabricantes son acero bajo carbono, acero cromo-silicio, acero cromo níquel, acero cromo-vanadio, entre muchos otros.
Fallos en las válvulas de admisión
Las válvulas de admisión son piezas esenciales para el buen funcionamiento del vehículo, pero en ocasiones tienen fallas derivadas de su mala colocación, de un juego incorrecto o incluso de rotura o desgaste. En Romadrid te contamos todo lo que necesitas saber sobre este posible fallo
Ajuste de juego incorrecto
Puede que las válvulas, también la de escape, no estén bien calibradas, ya sea por tener un diámetro más estrecho o por haber superado el intervalo de mantenimiento. La consecuencia de esto es el sobrecalentamiento de los cabezales.
Mal montaje del muelle
Otro de los errores habituales es que se haya llevado a cabo un montaje incorrecto del muelle que va vinculado a la válvula, provocando un pandeo lateral. Este es uno de los motivos por los que siempre hay que recurrir a profesionales para hacer reparaciones o sustituciones de piezas.
Montaje incorrecto del balancín hidráulico
Cuando se cambia un pistón, el tiempo recomendado para arrancar el coche son 30 minutos, pero si no se respeta el resultado puede ser un exceso de aceite. Esto derivará en válvulas rotas o incluso dobladas, ya que los pistones y las válvulas se golpearán.
¿Cuánto cuesta cambiarla?
El presupuesto de esta reparación es variado, dependiendo del modelo de coche y de su estado. Habitualmente, el coste de reparación se sitúa a partir de los 25 euros, aunque es recomendable que pidas el presupuesto para tu coche en concreto. Los expertos del taller Romadrid comprobarán si la avería de la válvula ha podido causar otros daños en otros mecanismos del coche.