Una de las acciones más habituales de las autoridades de tráfico son los controles de alcoholemia, que permiten identificar a aquellos conductores que no se encuentran en situación de conducir. Conducir con alcohol en sangre es una de las acciones penadas más frecuentes en las carreteras de nuestro país y puede provocar un daño al propio conductor, pero también a otros conductores.
Pata hacer frente a ello, en los últimos años la DGT ha aumentado los controles de alcoholemia, para limitar el consumo de drogas y de sustancias estupefacientes en carretera. Este tipo de consumo puede provocar distracciones, exceso de velocidad y poner en riesgo grave a otros usuarios de la vía.
Cómo son los controles
La tasa de alcohol máxima permitida son los 0,25 miligramos por litro en aire espirado, mientras que si es en sangre la tasa máxima permitida son 0,5 gramos por litro. Los conductores que son profesionales y los noveles tienen una tasa máxima legar de 0.15 miligramos por litro en espirado y 0,3 gramos por litro en sangre. Si los conductores son menores de edad, la tasa es 0,0, ya que estos usuarios pueden conducir patinetes o vehículos con licencia AM.
Este tipo de controles los lleva a cabo la Guardia Civil de tráfico, llevando consigo un dispositivo portátil llamado alcoholímetro. Si soplas y no superas las limitaciones puedes continuar con la conducción, mientras que, si alcanzas la cifra límite, tendrás que repetir la prueba pasados 10 minutos o seguir circulando, dependiendo del criterio del agente.
Hay otro tipo de prueba que incluye un etilómetro en su interior, in dispositivo más preciso y que imprime todos los datos de alcohol en sangre, junto con la información registrada en el momento del control y los datos del conductor.
Multas por alcohol en sangre
Si te realizan la prueba y el alcoholímetro marca una cifra entre los entre 0,26 mg/l y 0,50 mg/l, la sanción económica será de 500 euros y se te quitarán cuatro puntos. Si la cifra va de los 0,50 mg/l y hasta 0,60 mg/l podrás hacer frente a una multa de 1000 euro y seis puntos menos.
Si la cifra supera los 0,60 mg/l estarás haciendo frente a un delito penal, con entre 3 y seis meses de prisión, así como meses de multas y la posible necesidad de trabajos en beneficio para la comunidad. También se te podrá retirar el carné de conducir hasta 4 años.
Es importante señalar que, si reincides en este delito, las penas y condenas pueden ser muy superiores. Si en un supuesto te engases a realizar la prueba de alcoholemia, podrás hacer frente a penas de prisión.
Si has bebido, te recomendamos que no cojas el coche, ya que hasta las mínimas consumiciones pueden poner en riesgo nuestro sistema nervioso y poner en jaque nuestras facultades como conductores.
Algunos de los efectos más claros de beber alcohol es la excitabilidad emocional, la disminución de la agudeza mental y la pérdida de capacidad de juicio. Cuando hemos consumido entre 0,3 a 0,5 g/l, se produce una relajación, una sensación de bienestar, el deterioro de movimientos oculares y efecto túnel.
Cuando supera los 1,5 g/l los reflejos se perturban, hay lentitud de respuesta, torpeza visual, la disminución de rendimiento intelectual y aparición de estados emocionales de agresividad. Todos estos efectos varían según tolerancia, peso de la persona y alteraciones de salud.